Disfrutando del oro de los días. Lagarto ocelado (Timon lepidus). Embalse de Santillana, Madrid. 10-7-2017
Eran tiempos revueltos. La India chocaba con Asia y en
Sudamérica aparecían las praderas. Habían pasado diecisiete millones de años y
el Mioceno en todo su esplendor. Cuando aún le quedaban seis, los mares estaban
repletos de ballenas y focas; la espesura de rinocerontes y caballos. Y
al sol disfrutando del oro de los días, ya estaba allí, el lagarto ocelado. A
su lado, aún monos felices andábamos dando brincos sin hipotecas ni comida
basura. Mientras, esta criatura hermosa y antigua se cuidaba, si era joven, de
cruzarse con los gatos aunque de adulto, con ese aspecto imponente y su más de
medio metro de largo, no eran capaces ni en el Mioceno ni ahora de maullarle.
TextoColaboración. Maribel Orgaz
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